Voy a hablar de un pentasílabo
que se escucha con frecuencia.
Esta palabra en cuestión
se pronuncia, INDEPENDENCIA.
Consulto mi diccionario
y veo al pie de la letra,
que define este vocablo
de una forma muy concreta:
Dícese de la persona,
país, animal o empresa,
que vive por cuenta propia
y que a nadie rinde cuentas.
No percibe ayuda alguna
de influencias extranjeras,
sobre todo, monetarias,
sean euros o pesetas.
Ni tampoco materiales
en trabajos o en especias.
Por lo tanto, cada santo,
tiene que aguantar su vela.
Hace poco que un vecino,
su situación me contaba;
este señor tiene un hijo
que se ha marchao de su casa
Pues quiere realizarse
y lograr, su independencia.
El muchacho se ha largao
a una nueva residencia
Que como dato curioso,
y que más de cuatro saben,
el total de la hipoteca
la desembolsó, su padre.
Un pisito de soltero
muy íntimo y agradable,
donde el colega en cuestión
recibe a sus amistades.
Amistades y amistadas,
hasta aquí, todo perfecto,
es sano relacionarse
y mostrarse los ... respetos.
Pero cuando llega el viernes,
retorna al hogar paterno,
con bolsas de ropa sucia
y los “tuper” de aire llenos.
Hacia sus progenitores
se desborda de cariño,
mientras que los va atracando
pone sonrisa de niño.
¡Ay! Mamá, cómo añoraba
el toque de tus filetes,
cuando prepares mi bolsa
en ella unos cuantos metes.
A ser posible, tres kilos,
cocinados, por supuesto,
ya sabes que estoy currando
y que no me queda tiempo.
Ponme un poco de jamón,
no te olvides, queso y lomo,
y así de viernes a viernes,
en tentempié me los como.
Préstame doscientos euros
que mi bolsillo está tieso,
he quedao con los colegas
y no se pa’ donde iremos
Sabéis que mucho os quiero
pero he de vivir mi vida.
Os veo todos los viernes
y me llenáis la mochila.
Me consta que me comprendes
con tu Amor y complacencia,
pero he de sacrificarme
por lograr mi independencia.
¡Andá! Casi se me olvida,
es lo último que te pido.
Pásate a partir del lunes
y me adecentas el piso.
Bueno, me alegro de veros
pero he de salir volando,
que la peña de colegas
me llevan mazo esperando.
El padre indudablemente
se sube por las paredes,
y aguanta, como un cosaco,
a ver, ¿qué remedio tiene?
Y cuando el pobre contempla
a tán singular alhaja,
se pregunta muy en serio (con perdón)
¿Por qué no me haría una paja?
Jura y jura en arameo,
y se acalora y excita,
y muchos ratos parece
la niña del exorcista.
Las vueltas que da la vida.
¡Hay que joderse! Vecino,
yo que estaba tan contento
por un día que estuve fino.
Lo que quiere este hijo mío
no se llama independencia,
me parece que es más propio
llamarla PURA INDECENCIA.
©Casimiro Bleda Onrubia
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